C. A. C.
Juan Matíes es el director de Lloyd’s Register Quality Assurance para su Business Centre de España, Portugal y Cuba. Participará en una jornada del Club Asturiano de Calidad sobre gestión de personas y conciliación el próximo 5 de febrero en colaboración con CAPSA y People-Matters.
CAC.- ¿Es la gestión de personas uno de los retos más difíciles de las empresas a día de hoy?
J.M.- Sin duda alguna, la gestión de las personas es hoy día uno de los principales retos para todas las Empresas y Organizaciones. Los humanos somos seres complicados y solemos repetir hábitos y costumbres de manera reiterada y con tendencia al infinito. Pero en un mundo en constante cambio como el que estamos viviendo es crucial la capacidad de adaptarse a los cambios y ser flexible en cuanto a los procedimientos de trabajo, en cuanto a la residencia, en cuanto a las tareas y responsabilidades que debemos asumir. Esa capacidad de adaptación y flexibilidad es tan o más importante que el conocimiento y la experiencia que podamos tener. De nada sirve ser el mejor técnico en una materia determinada si esa persona es incapaz de adaptarse al medio, asumir y gestionar el nuevo entorno en el que le toque desarrollar sus competencias y habilidades. Esto es aplicable a cualquier Empresa de cualquier sector, pues todos los sectores económicos actualmente tenemos la prioridad de contar con Equipos flexibles capaces de adaptarse al entorno que estamos viviendo de cambio permanente, que ha venido para quedarse.
CAC.- ¿Qué otros aspectos de la gestión empresarial considera claves en la actualidad?
J.M.- Para la gestión empresarial actualmente son claves cuatro áreas:
Primera: la adaptabilidad del modelo de negocio al nuevo entorno dominado por los avances tecnológicos. Las nuevas tecnologías y el software impactan hoy decisivamente en todos los sectores facilitando y agilizando los procesos hasta donde seamos capaces de actuar. Pensemos en cómo eran una oficina, una fábrica o un concesionario de vehículos hace diez años y cómo son actualmente con las nuevas tecnologías. Se han agilizado todos los procesos acercándolos al Cliente para que éste pueda acceder con mayor facilidad y, al mismo tiempo, se han facilitado los procesos para que los colaboradores de la Empresa puedan trabajar con más comodidad en cuanto a operaciones y sabiendo anticipadamente la producción que deben realizar.
Segunda: el impulso al desarrollo del negocio, que siempre debe ampliar facturación y/o margen aunque las circunstancias sean extremadamente difíciles como llevamos viendo en España desde 2008. Siempre hay que tener la prioridad de crecer en el negocio, sea diversificando o sea concentrándose en el servicio o en el producto en el que nos hayamos especializado. A pesar de la crisis, ha seguido habiendo Empresas que en este período han sido capaces de continuar creciendo, aquellas que durante los años del boom económico fueron ágiles en su proceso de globalización.
Tercera: la gestión de la estructura de costes es otro punto fundamental, pues únicamente con los costes absolutamente controlados y enfocados a una organización eficiente es posible que la Empresa genere beneficios con los que crecer en otras áreas. Esta gestión de la estructura de costes suele ser un problema en el caso de organizaciones consolidadas por las prácticas ineficientes que se suelen ir acumulando con el paso de los años en períodos de crecimiento insano como los que tuvimos en España, a saber: equipos sobredimensionados, responsabilidades sin definir, tareas sin realizar, oficinas ineficientes, falta de motivación en el equipo…
Cuarta: la capacidad de motivar al equipo es el último punto que considero crucial para tener hoy una gestión empresarial excelente. Es difícil motivar a los equipos cuando las ventas han caído y los márgenes son casi decimales, pero hay que perseverar porque las Personas, afortunadamente, respondemos a muchos más estímulos que el económico. El reto es ser capaces de encontrar esos estímulos para conseguir que el Equipo trabaje como tal desde la motivación y la máxima responsabilidad como personas.
CAC.- Tras décadas trabajando con la ISO9001 ¿Sigue aportando valor la certificación?
J.M.- Por supuesto, si la certificación con la ISO 9001 no aportase valor, no continuarían las empresas certificando sus sistemas de gestión de la calidad. Me atrevería a decir que el valor que aporta la certificación casi siempre está relacionado con la predisposición de la organización a la mejora y a la eficiencia. Aquellas Empresas que buscan mejorar sus procesos y ser más eficientes en su
conjunto tienen sistemas de gestión de la calidad flexibles y enfocados a los KPIs y a los resultados. Por otro lado, la propia ISO 9001 también se ha ido adaptando al Siglo XXI y, actualmente, hay una revisión a punto de finalizar que la va a hacer aún más ágil y enfocada a la gestión empresarial. Desde sus orígenes en los años ochenta, en aquel entonces con un enfoque puramente orientado a la producción perfecta de objetos que podían ser absolutamente inservibles para cualquier sector, la ISO 9001 ha ido avanzando
hasta convertirse en una herramienta muy útil para la gestión empresarial. El reto para la certificación es ser capaces de continuar dando respuestas a los Clientes con certificados que les sigan aportando valor, con normas como la ISO 50001 de eficiencia energética, la de continuidad del negocio, la de gestión de emergencias o la de gestión de riesgos.