Alberto Martínez Villa. Presidente del Club Asturiano de Calidad
- Antecedentes y contexto
Cuando en el 16 de septiembre de 2008 caía la banca Lehman Brothers el sector financiero, los gobiernos y el mundo empresarial no imaginaban el efecto bola de nieve que se iba a producir. Las condiciones objetivas apuntaban a una profunda depresión mundial que afectaría de manera desigual a diferentes áreas económicas mundiales y de manera más intensa a algunos países como España. Esta última, fuertemente endeudada en el sector privado, con una economía excesivamente vinculada y volcada al sector de la construcción e inmobiliario y con un sector bancario muy comprometido con el anterior. Esa explosión arrastró al conjunto del país y de su sociedad a una de las más profundas crisis de nuestra historia contemporánea. Crisis solo mitigada por encontrarse nuestra nación dentro de un área económica como es la UE y por tener un llamado “Estado de Bienestar” sólido.
Son muchas las obras que han analizado estos últimos años las causas y consecuencias de este proceso. Sí parece que nos abocamos a un gran cambio social y económico. A un cambio en nuestros paradigmas. Es más que posible que las transformaciones en medios de producción, la tecnología, el incremento exponencial del conocimiento o las transformaciones inmediatas de los modelos energéticos nos lleven a una nueva realidad mundial. Un contexto donde asistimos a la creación de nuevas áreas macro-económicas, enormes movimientos poblacionales, desarrollo del urbanismo, choques culturales… Son muchos los retos para espacios socio-económicos como la Unión Europea pero más aún para países como el nuestro o regiones como Asturias, inmersa aún en una búsqueda para situar su modelo productivo dentro de un contexto muy abierto y competitivo.
Si planteásemos en trazos muy gruesos qué retos deben ser abordados en Asturias en los próximos diez años, nos daríamos cuenta que son muy similares a los españoles y europeos. Pero, en nuestra región, de posiciones más delicadas y con ciertas debilidades. Pongo por caso el problema demográfico, la investigación y su aplicación empresarial y social, la carencia de empresas con cierto tamaño enraizadas en el territorio, problemas medioambientales, la gestión del conocimiento y el acceso rápido a la información, la transparencia, el acceso a bajo costo a una financiación competitiva, la presión impositiva, un marco regulador que no asfixie la iniciativa…
Asturias es una región periférica, relativamente alejada de los ejes más dinámicos que se van construyendo en el mundo – espacios urbanos interconectados entre sí- y por tanto de aquellos territorios más atractivos para el desarrollo empresarial, profesional y personal. Esos espacios fomentan la creatividad entrando en una espiral cada vez más productiva en cualquier ámbito: social, cultural, empresarial o investigador.
- Las empresas y los nuevos paradigmas.
Las empresas, como uno de los ejes de la sociedad, deben saber responder a los retos que se avecinan. De su fortaleza depende, en gran medida, la fortaleza de la sociedad donde radican. Esas organizaciones deben tener la excelencia como foco y como centro de la innovación y creatividad; deben crear valor a su entorno, pero sobre todo deben ser responsables con la sociedad que las acoge; y ésta con las empresas.
Como se indicaba anteriormente, hay un cambio de paradigma social y económico donde los escenarios de competencia son más abiertos y permeables. Y donde se hace necesario tener sociedades más formadas, participativas, democráticas y sólidas. Se hace preciso incentivar la creatividad, el poderoso factor creativo de las personas trasladado a las organizaciones y a cualquier ámbito de la sociedad. Un mundo de innovaciones para el cambio. Una innovación basada en la óptima gestión y de la que participen procesos, herramientas tecnológicas, avances científicos… Si realmente queremos que el viejo principio schumpiteriano -innovación como palanca del crecimiento económico- se haga realidad, deberemos aplicar el principio de gestión innovadora, porque la creatividad es individual y por tanto dispersa.
Una gestión innovadora bien enfocada y basada en el análisis de oportunidades, tal como manifestaba Peter Drucker. El peligro radicará en que cada vez asistiremos a espacios más innovadores y por tanto deberemos ser más rápidos en ver la oportunidad, desarrollarla y aplicarla con éxito. Conocimiento y acción.
Este nuevo paradigma social y económico parece llevarnos a sociedades más homogéneas, bipolarizadas y a la aparición de grandes consorcios. Un panorama donde el Estado-nación puede perder fuerza o al menos el protagonismo que ha tenido hasta la fecha. La pregunta es quién recogerá el testigo. La idea de alianzas, la idea de polos de conocimiento compartido, nuevas fórmulas financieras, de acoplamiento entre varias empresas dentro de la cadena de valor, etc., podrán ser una forma de responder mejor a esos nuevos retos.
La mayor ausencia de fronteras obligará a un proceso de producción más flexible e internacional. En muchos casos no se tratará de ir a vender a un tercer país sino de producir con empresas de otro lugar compartiendo parte de la cadena de valor y conocimiento o simplemente captando a los mejores colaboradores y profesionales.
- Asturias: La necesidad de un Plan Empresarial.
Como indicaba, este puede ser el escenario futuro, que, al menos, nos debe incitar a una reflexión y por tanto a búsqueda de soluciones.
Volviendo a Asturias, no caben ya más demoras. Sin entrar en una crítica abierta, sí se hace necesario abordar un Plan Empresarial a largo plazo que introduzca nuestro tejido productivo en las sociedades del siglo XXI.
Superadas ciertas barreras de comunicación sólo resta abordar cómo se logrará esa creciente competitividad de nuestras empresas y de nuestra sociedad. Si no, seremos un territorio abocado al fracaso y olvido. Otros tomarán el relevo.
El tejido empresarial asturiano se enfrenta a una serie de retos que deben abordarse desde el consenso, con un liderazgo abierto y con un enfoque a largo plazo. Nuestra estrategia de futuro debe ser construida desde abajo, una especie de Contrato Social. A continuación se plasman algunas ideas para el desarrollo de ese plan:
- La definición de un plan empresarial debe contar con la participación todos los agentes relevantes que puedan aportar valor al proceso.
- Un plan empresarial para Asturias debe plantearse a largo plazo, con independencia de los gobiernos políticos que se sucedan en la región. Es obligada una acción extendida en el tiempo, sin interrupciones oportunistas, e decir in tempore continuum.
- Un plan empresarial debe partir del conocimiento exhaustivo de la realidad asturiana, no muy distinta de la de otras regiones de nuestro entorno, en la que, destacaría que existen dos factores cuya solución debe ser previa a otras metas más avanzadas: el escaso tamaño y la necesidad de mejorar la gestión de las empresas.
- El tamaño de las empresas asturianas. Tal y como afirma el informe “España 2018” del Consejo Empresarial para la Competitividad, “existe un círculo virtuoso entre tamaño de empresa, internacionalización y competitividad”. Sin embargo, en Asturias, el 92,29% de las empresas con asalariados son micropymes (emplean a menos de 10 personas). Un 7,49% son Pymes con un volumen de trabajadores entre 10 y 200. Y tan sólo 68 empresas (0,22%) disponen de más de 200. Esta situación es muy similar a la del resto del país, y lejana a la de otras economías europeas más competitivas: el número medio de empleados por empresa en 2015 según Eurostat es de 4,6 en España, 5,9 en Francia, 10,4 en Reino Unido y 12,0 en Alemania. Un tamaño que costaría una década en cambiar yendo bien las cosas. Por tanto debe barajarse como posible solución -a corto plazo- la creación de consorcios entre empresas con objetivos comunes. Consorcios no necesariamente del mismo sector pero si dentro de la cadena de valor y con empresas de otros lugares, preferiblemente europeas. Debe basarse en la apuesta por sectores que muestren vitalidad y futuro haciendo especial hincapié en aquellas potencialidades de la región o ventajas comparativas.
- La mejora y excelencia de la gestión de las empresas asturianas. Según datos del Censo de Empresas Certificadas OHSAS 18001 en Asturias, en diciembre de 2014, sólo 241 empresas disponían de este certificado, lo cual supone apenas un 10% de las empresas con más de 10 trabajadores. Asimismo, según datos del Club Excelencia en Gestión, en octubre de 2015, sólo 69 empresas disponen de un Sello EFQM en nuestra región. Aunque otros datos de interés no están disponibles (tales como número de certificados ISO9001 o ISO 14001), el consenso de diversos estudios e informes revela que el nivel de aplicación de sistemas de gestión en la empresa asturiana, especialmente la pyme y la micropyme, es muy bajo, aunque similar a la de otras regiones españolas, lo cual constituye uno de los principales frenos a la competitividad, por no permitir la asunción de retos mayores, tales como el crecimiento, la internacionalización, la I+D+i o, en muchos casos, la mera supervivencia.
“Al medir la innovación, debe considerarse la innovación no tecnológica, intangibles como las innovaciones organizativas, que en muchos programas regionales hasta la fecha han quedado a la sombra del fomento de la I+D, con muy baja participación de pymes y micropymes”
A modo de ejemplo, utilizando como referencia la economía vasca, región líder en materia de gestión empresarial en nuestro país, según el Programa Garaituz, de la UPV y la Diputación Foral de Guipúzcoa, los 3 principales factores de vulnerabilidad de la pyme vasca menor de 50 empleados, en un ranking de 19 variables, están relacionados directamente con el déficit de gestión: “recursos comerciales”, “enfoque estratégico” y “modelo de gestión”, mientras la internacionalización ocupa el decimoséptimo puesto.
Como conclusión, el programa citado establece que el déficit de gestión impide abordar cualquier acción que sobrepase el ámbito meramente productivo a corto plazo, supone la falta de un proyecto definido hacia el futuro y, en general, impide asegurar una correcta ejecución de los procesos clave de las empresas.
Aparte de su papel en sentido negativo, una buena gestión supone un importante valor en el crecimiento de la
productividad. Así, según el estudio “Idizea. Midiendo el impacto de la innovación” de Innobasque, un tercio del crecimiento de la competitividad generado por la innovación en las empresas vascas tiene su origen en la mejora de la gestión (desarrollos organizativos, formación, marketing).
Según el principal estándar internacional (IUS, Innovation Union Scoreboard) en esta materia, al medir la innovación siempre debe considerarse la innovación no tecnológica, es decir, intangibles como las innovaciones organizativas, las mejoras de marketing, o la capacitación de profesionales, que en muchos programas regionales hasta la fecha han quedado relegados y a la sombra del fomento de la I+D, desarrollada principalmente por grandes empresas y con muy baja participación de pymes y micropymes.
Por tanto deben fomentarse programas y proyectos que aborden la formación de las personas en la gestión, en el uso de herramientas que propicien esa mejora competitiva.
Pero la innovación y la creatividad van unidas a la investigación de todo tipo y a la densa actividad cultural de una sociedad. Aunar arte y ciencia. Por tanto, no cabe otra opción que invertir en ambos términos si se quiere tener una sociedad innovadora, creativa y competitiva. Una mayor interrelación entre la Universidad y la Empresa, mejorando los canales y los incentivos para el establecimiento de convenios específicos con proyectos y objetivos concretos. Cualquier universidad puede ser un magnífico polo de desarrollo y atracción para una región. Claro está que deben ser auténticos centros punteros en investigación y enseñanza; en definitiva, la puerta de acceso y acercamiento de una sociedad al conocimiento en todas sus variantes y vertientes. A la vez que muy relacionados con la sociedad donde se desarrollan y su entorno, las Universidades deben ser tan competitivas, en su terreno, como las empresas.
- Adicionalmente, otros retos deben abordarse manteniendo e integrando, mejorando o, cuando proceda, creando, políticas relacionadas con:
- La internacionalización de la empresa asturiana
- La capacitación de directivos y mandos intermedios para la gestión en un entorno competitivo, globalizado e innovador.
- El acceso a la financiación barata para propiciar la entrada de capital que empuje y no lastre.
- Los costes energéticos basado en energías limpias y competitivas
- El medioambiente
- El reto demográfico y de disponibilidad futura de talento. Donde debemos hacer valer el atractivo del territorio, de sus oportunidades para el desarrollo personal, profesional y empresarial de las personas. Asturias cuenta con buenos niveles de vida, debe fomentar su accesibilidad, la conectividad con otros espacios, plataformas para el desarrollo del teletrabajo, impulsar la cultura,… Sólo así será un espacio al que quieran venir las personas, a la vez que las retenga.
- Transformación hacia un nuevo papel de la Administración Pública:
- Plan estructurado para reconocer, valorar y apoyar la mejora de la gestión de las empresas, especialmente sus avances en materia de Calidad, Gestión Medioambiental, Seguridad y Salud Laboral o Responsabilidad Social, desarrollando, entre otras, políticas de contratación pública responsable. Las empresas son parte indisociable de la sociedad.
- Plan de capacitación del personal público orientado a conseguir una Administración amigable, accesible, transparente y con capacidad para desarrollar un papel de apoyo y escucha activa de las necesidades del tejido económico.
- Una administración mejor gestionada, mucho más eficiente en el gasto y transparente, mediante un proyecto integral de mejora según el Modelo de Gestión Avanzada (Diagnósticos, Planes y Capacitación), que apueste por el Buen Gobierno y la Transparencia.
- Una política económica en la que la promoción se oriente más a mejorar la financiación que a la subvención y cuya política fiscal sea atenta a las circunstancias y necesidades de pequeñas empresas y emprendedores.
Estos son algunos de los retos y los esbozos de soluciones con los que se podría abordar, en parte, la mejora del tejido productivo asturiano y su rápida incorporación a los ejes dinámicos sobre los que pivotará la economía global del siglo XXI.