Entrevista a Enrique López, Consejero Delegado de Industrias Lácteas Monteverde.
Industrias Lácteas Monteverde, S.A. es una pyme del sector agroalimentario, fundada en 1970, con sedes en Grandas de Salime y el Polígono de Silvota. Con capital 100% asturiano, ha apostado de manera persistente por la mejora continua en su gestión. Entre otros, ha obtenido reconocimientos como el sello EFQM 400+, o los certificados IFS de Seguridad Alimentaria y el Ohsas 18001 de Salud y Seguridad Laboral. Es desde hace 15 años socia del Club Asturiano de Calidad.
C.A.C. –¿Cómo comenzó su apuesta por la innovación en la gestión?
E.L. –En cierta ocasión, con motivo de nuestra asistencia a algún foro sobre el tema, escuché una frase del ponente que, además de simpática, me hizo reflexionar. En síntesis, venía a decir: “Hay dos momentos idóneos en los que la empresa debe de innovar: uno, cuando la empresa va bien; y dos, cuando la empresa va mal”. Y hoy, con la perspectiva temporal, me doy cuenta del acierto de aquella afirmación.
Sin embargo, siempre se solía asociar la idea de innovación con novedades tecnológicas; y las características de nuestra empresa y sus fuertes inversiones durante años en este sentido, hicieron que abriéramos nuestras innovaciones al campo de la gestión.
Resulta obligado reconocer el papel que jugó el Club Asturiano de Calidad y que supuso para nosotros un apoyo inestimable de asesoramiento y estímulo. Hoy, tras 15 años de colaboración conjunta, se ha convertido en un aliado imprescindible.
C.A.C. –¿Qué les ha aportado el modelo EFQM?
E.L. –En primer lugar, nos ha obligado a hacer una autoevaluación de nuestra situación real, poniendo de manifiesto cuales eran nuestros puntos fuertes y cuáles nuestras áreas de mejora en cada una de las secciones de la empresa. En este primer paso, con la participación de los principales responsables de la Compañía, afloraron sorpresas que derivaron en la obtención de un primer sello EFQM 200+ de Compromiso por la Excelencia. La motivación para implantar de manera sistemática las mejoras que se adivinaban en esa primera fase, cristalizaron dos años después en la obtención del certificado EFQM 400+, algo inédito en empresas de nuestra dimensión y sector.
C.A.C. –A la hora de implantar y certificar sistemas como Ohsas 18001 e IFS ¿cuáles han sido las principales dificultades?
E.L. –Sin duda la falta de experiencia y de recursos, tanto materiales como humanos. Sin embargo, ambas fueron ampliamente superadas por la implicación de todo el personal a quien desde aquí quiero hacer llegar públicamente mi más sincera enhorabuena. Todos tuvimos que multiplicar nuestros esfuerzos en aras de la consecución de los objetivos planteados y en los que todos participaron. Y yo, de manera particular, no puedo dejar de felicitarme por contar con un equipo fuera de serie.
C.A.C. –¿Y cuáles han sido las ventajas?
E.L. –Con la implantación del modelo EFQM 400+ a nivel interno se ha establecido un lenguaje común entre los distintos departamentos y una sistemática de trabajo que nos permite, no sólo adaptarnos a los cambios vertiginosos de nuestro sector, sino incluso anticiparnos a ellos. Con la metodología de la Ohsas
18.001 hemos definido unos parámetros de seguridad e higiene laboral que nos asegura unas condiciones óptimas de trabajo. Como aval podemos aportar los más de tres años sin una sola baja por accidente laboral.
Y la IFS, garantía de seguridad alimentaria a nivel mundial, aporta un plus de calidad a nuestros procesos de fabricación que nos abre las puertas de muchos nuevos mercados.
C.A.C. –¿Qué recomendaría a una pyme que también desease mejorar su gestión?
E.L. –Que se sacuda los complejos. Que no piense que estos modelos están pensados solamente para grandes organizaciones. Es cierto que cada empresa tiene sus particularidades y cada sector sus condicionantes, pero la obligada autoevaluación inicial aportará, si se me permite el símil, una foto de partida que nos orientará hacia cuáles son aquellos aspectos que salen desenfocados. Corregir esos desajustes, mejorarlos y mantenerlos en el tiempo es la mayor garantía de éxito y sostenibilidad de cualquier organización a largo plazo.
C.A.C. –¿Qué retos se plantea la empresa en materia de gestión para el futuro?
E.L. –En primer lugar, mantener estos certificados de garantía que nos permiten contar con un factor extra de competitividad. A corto plazo, ya hemos empezado a trabajar en la consecución de la ISO 14001 de calidad medioambiental.
Y todo ello con la intención de seguir implementando mejoras en todas las áreas de la empresa y poder ofrecer un valor añadido que nos facilite nuevas alianzas con clientes, proveedores e, incluso, el paso a la “coopetencia” con otras industrias de nuestro sector, sin perder nunca la identidad propia de cada uno.